Otro año más, repetimos la experiencia del debate,
una de nuestras actividades favoritas, pues es dinámico, instructivo
y no falta lo que más nos gusta: platicar. En mi opinión, los
debates son el punto más entretenido de lengua y literatura, pues
con ellos, a parte de trabajar un tema, aprendemos a redactar y a
expresarnos oralmente delante de un público.
El tema del Toro de la Vega era un problema para los
desafortunados que íbamos a favor, pues teníamos que defender lo
indefensable! Pero tengo que decir que tanto nuestro grupo, como el
otro grupo del “sí” fuimos sorprendéntemente los más
convincentes. Desde mi punto de vista, yo que estoy en contra de la
tauromaquia, los grupos del “no” podrían haber trabajado más el
tema, pues era fácil ganar el debate. Por otra parte, aunque al
principio no tuviera ni ganas de hacer la argumentación a favor, el
debate me ha ayudado a entender otros puntos de vista sobre el Torneo
de la Vega, aunque sigo sin excluirme del grupo que votaría por un
no a la fiesta. La verdad es que ninguno de mis argumentos me
convenció, no parecía yo la que hablaba. Probablemente hubiera
tenido más facilidad yendo en contra, pero no creo que me lo hubiera
pasado igual de bien que defendiendo una causa la cual odio.
Sea como sea, ¡me han quedado las ganas de repetir
pronto la experiencia del debate!